La vida nos lleva de la mano, nos guía y favorece las situaciones
adecuadas para que tengamos todas las oportunidades necesarias de aprendizaje
en la vida.
En la sociedad en que vivimos, si la mente observa e intenta
entender, tarea difícil, diría que imposible, el ser humano
se pierde buscando justificaciones lógicas que le permiten explicarse
razonadamente las situaciones que suceden diariamente a lo largo y ancho de
nuestro mundo.
Solo aprovechando la oportunidad
de escuchar lo que siente nuestro ser interno es decir nuestro corazón
aprendemos a dejarnos llevar confiadamente ante los acontecimientos que nos
suceden y de esa forma podremos comprender.
Es imposible entender el
mundo y la vida que nos rodea si antes no hemos podido comprender nuestra propia
vida pequeña y compleja al mismo tiempo, y esto solo se logra experimentando desde
la acción confiada que nos invita el corazón a actuar. Esta acción confiada nos
permite conocernos y aprender, y cuando ya no buscamos entender, hasta podemos
lograrlo.
La finalidad de nuestra vida no
es entender la vida misma, sino
comprender nuestro propio e individual
proceso, y esto nos llevará a aceptarnos
a nosotros y a entender la vida en sí misma.