Sembrar sonrisas en miradas sinceras es
gratificante, despertar imaginación entre colores y formas es sencillamente
hermoso.
Llegar a los corazones inocentes de los niños con
reflexiones profundas provoca una sonrisa reconfortante.
Observarlos y escucharlos en su maravillosa y
vital diferenciación te llena de alegría e inocencia.
El mes de octubre me regala todos los años
acciones creativas con niños entre 7 y 8 años, universos multicolores de sueños
todavía vivos entre mil capacidades únicas aun por desarrollar. El Ayuntamiento
de Barcelona a través del IMEB ha creado en estos últimos años un programa de “Suport a la Lectura” . Está creado
para estimular la lectura como apoyo y refuerzo en colegios para que los niños
puedan disfrutar al leer y aprender en su tiempo libre. Conocimientos que en
una nueva generación darán sus frutos en adolescentes y adultos.
A esta edad todavía leen poco, quizá mucha
informática, mucho juego digital, muchos libros visuales y hay que acompañarlos en la lectura, para que sientan
los cuentos maravillosos que hoy día se editan. Contarles cuentos desde la
profundidad espiritual que estos encierran les permite comprender la vida en su
totalidad, es hermoso y es necesario. Más allá de las apariencias se esconde un
mensaje oculto, es el adulto el que ha de descifrarlo para trasmitírselo a los
niños, y que ellos lo capten, lo
registren y no lo olviden.
Los niños se llenan de todo y de todos porque están abiertos ilimitadamente a todo. Es un buen momento
para llenarlos de ternura, confianza, alegría, sonrisa, comprensión... Hoy día a través de fuentes no muy recomendables les
llega demasiada información precisamente no adecuada.
El tiempo de la vida del adulto ha de encontrar “tiempos” a lo largo
del día para dedicar tiempo al niño, poder darle la atención que necesita es
básico para su crecimiento y desarrollo, tanto emocional, mental como
cognitivo. El adulto debe transmitirle a través del juego, de la lectura, de
los ejercicios matemáticos, del compartir… valores donde pueda refugiarse y
encontrar su propia valoración. Al dedicarles tiempo se les escucha, se les
conoce y se les puede orientar para que no dejen de sentirse seguros, dispuestos
a poder afrontar los conflictos que puedan sucederle a lo largo de su
crecimiento.
Nunca es bastante lo que entre todos podemos
aportar al desarrollo evolutivo del niño, del ser que se debe descubrir y
sentir su camino con claridad y autoestima.
Siempre es nuevo el aprendizaje con ellos,
siempre es enriquecedor y agradecido. Desde luego que puede desmontar tu ritmo,
desorganizar tu tiempo, movilizar tu estructura diaria, aportar cansancio
físico… pero todo se desvanece al detenerte y recordar sus gestos, palabras,
entrega, sus dibujos y colores. Merece la
pena para que el adulto no deje en el olvido su niño interior y siga también
creyendo en él y en la vida, mejor ejemplo no se les puede dar a los niños.
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