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| Marta Cabeza |
Últimamente vienen a mi pequeños artículos que leo rápido entre clase y clase o entre silencio y silencio activo, informaciones que arreglan la vida de las personas o consiguen todos sus deseos. Cuantas veces os expliqué que nadie puede arreglar nuestra vida, solo nosotros podemos hacerlo, tan solo necesitamos la persona indicada que nos ponga delante lo que nos cuesta ver y nos dé las herramientas para pasar a la acción adecuada.
Entre muchas definiciones encuentro una de Miguel Lorenci, que dice entrenador, en su traducción literal, es tener una suerte de ángel de la guarda que nos allana el camino y hace que veamos lo que quizá no queremos ver para tomar la decisión adecuada.
Y comprendo de pronto que ya llevo unos 20 años dedicada a una entrega diaria desde el aprendizaje que surge directamente del corazón y no de la mente.
Un trabajo con los pies en el suelo real y contundente que aporta lo necesario para que las personas alcancen metas y sueños, puedan solucionar relaciones estropeadas, trabajos inadecuados o lograr proyectos. Soluciones o logros que sean los adecuados a cada persona y no partan de los deseos de la personalidad pues éstos serán siempre efímeros y poco duraderos.
Y descubro que
ayudo,
clarifico, asesoro,
desarrollo, despierto, acompaño,
enseño, escucho, potencio y empujo,
instruyo con ejercicios prácticos,
hago despertar el sentido del humor en uno mismo
y desarrollar sus cualidades innatas
y, todo esto,
dando las pautas claras y concretas para que se pueda pasar a la acción personal, es decir “manos a la obra las 24 horas del día" permitiendo así a cada persona experimentar y reconocer con sinceridad y comprensión su propio proceso.
Y tomo conciencia de que mi labor no se limita a las personas que están dispuestas a encontrar su verdad interna pues su aspiración les guía a no conformarse, sino que también a todo aquel que siente que es el momento de cambiar y aprender a vivir en paz, consecuente y feliz, a los empresarios que de verdad quieren ser los mejores, a los profesionales o ejecutivos, a las amas de casa, a los padres confundidos, a los educadores cansados, a las familias desbordadas, a los hijos desilusionados, a los artistas para ser más responsables… y a todos los seres sencillos que buscan la paz perdida.
Y mi labor tiene el mejor y único título válido, la experiencia continua, honesta y consecuente, desarrollada a pulso diario superando trampas y comprendiendo que la única verdad habita en nuestro interior.
Acepto toda mi labor de entrega, eso si, “con marca nacional” con humildad y respeto ya que parte del corazón de la experiencia vivida y entregada en todos los formatos posibles que mis cualidades permiten.
Un abrazo muy fuerte
Marta
Se me olvidaba, si encontráis en vuestro círculo personas que encajan con lo descrito anteriormente y que les pueda interesar no dudéis en recomendarme o reenviar mi blog.
Seguramente que ya lo sabréis, sin embargo os recuerdo que los días 5, 6 y 7 de noviembre viene Amma a Granollers (Barcelona). www.ammachi.es
