Os comparto unas imágenes de una actividad que he podido disfrutar con muchos niños hace unas semanas, fue un placer y ojala se repita, no hay duda que me gusta lo que hago.
Los niños de hoy nos demuestran cada día que están dispuestos
a colaborar con los adultos, ellos esperan que así sea, siempre que se les dé
la oportunidad de participar, e incluso diría más, lo están deseando.
Colaborar, participar, escuchar y dialogar son valores que se
han perdido en gran parte seguramente por el ritmo en el que se vive, la
tensión y el cansancio de las preocupaciones diarias y la falta de comunicación.
El niño en cambio no entiende de todo esto y espera que el adulto le permita
participar de su vida, el niño está limpio, abierto y su creatividad está nueva
y a punto para explorar sin límites, cosa que al adulto le resulta difícil ya
que olvidó usar sus cualidades, se olvidó de jugar y de atreverse a
experimentar. Y cuando lo intenta hacer, cree que sabe más, cree que lo hará
mejor y muchas veces que es él el que lo tiene más claro a la hora de realizar
cualquier actividad. El adulto se olvidó de que a él nunca le dejaron
participar y le hubiese gustado, se le olvidó que dos ven más que uno y que la
colaboración enriquece cualquier acción. Es un pena que así sea y hay que
aprovechar cada segundo del día a día, cada instante es único y es una oportunidad que la vida nos pone delante para vivirla
intensamente, es decir, disfrutar, aprender juntos y llenarnos de la fuerza de
la vida, del compartir, del sentir, de mirarnos a los ojos, de escuchar las
palabras que salen del corazón... y así ellos no dejarán de soñar, experimentar
y escucharse a sí mismos, su criterio será un día el que les permita respetarse
y ser felices.
Un abrazo,
Marta
Un abrazo,
Marta