viernes, 12 de julio de 2013

Del instinto a la intuición

Poco a poco voy incorporándome a un nuevo acercamiento a la visión y sentir de la actividad pictórica actual.
A veces me sorprendo y otras no encuentro la empatía suficiente que me permita vibrar. Me sorprenden las palabras escritas “instinto-intuición” que se repiten en los comentarios sobre la pintura de los artistas que exponen. Y me sorprende ya que sus significados son muy diferentes, sería mejor expresar, del instinto a la intuición.
Lo impalpable se hace realidad si tu lo sientes y creas.
El instinto es algo visceral que proviene de la parte física con recuerdos animales inconscientes de otras vidas que nos envuelven en las emociones bloqueadas, en cambio la intuición nos conecta con el sentir hondo del corazón, la conciencia o el ser interno, en un estado más elevado que el puramente físico que nos permite aprender para evolucionar.
La intuición, si la sabemos reconocer y vivimos en ella, nos permite saber que debemos hacer para aprender y reencontrar lo mejor de nosotros. En cambio el instinto, con su mochila de emociones, nos empuja a vaciar y mostrar aquello que una vez reconocido en nosotros podemos mejorarlo.
Recuerdo que hace ya unos 20 años quemé más de 500 cuadros porque en ellos estaban impresas mis emociones de tristeza, enfado y frustración. Fue mi instinto visceral e instintivo de supervivencia el que me llevó a vaciar a través de la pintura mis emociones enquistadas para poder vivir, o más bien sobrevivir. Un día descubrí y acepté mi propia realidad y fue la intuición la que me dirigió y me permitió cambiar mi actitud, dejando de vaciar a través de la pintura. Desde luego quemé los cuadros desde el agradecimiento de mi proceso ya que me permitía aprender a ser ética y honesta.
Debía empezar una nueva etapa más serena, más armoniosa donde debía mostrar lo mejor de mí y no lo peor.
Formar parte del privilegiado mundo del arte requiere impecabilidad, rigor y honestidad, ser consciente de la propia creación y su importante repercusión en el espectador.