jueves, 31 de octubre de 2013

"Dona i Participació Ciutadana"


Este lunes 28 de octubre nos reunimos 10 mujeres en el Palau del Parlament de Catalunya para mostrar nuestros puntos de vista y experiencia personal sobre “Dona i Poder”. Dirigidas por la Sra. Anna Mercadé directora de l`Observatori Dona, Empresa Economia de la Cambra de Comerç de Barcelona a petición de la presidenta del Parlament de Catalunya la M.H. Sra. Núria Gispert i Català.

Cada una de nosotras aportó no solo su visión sobre la mujer y el poder sino su experiencia y sentir, para llegar a conclusiones que puedan mejorar en un futuro el lugar que le corresponde sin batallas, demostraciones ni comparaciones ya que somos diferentes. La igualdad que se reclama desde hace ya muchos años, es igualdad en derechos humanos ya que intentar ser iguales a los hombres es algo absurdo pues somos totalmente diferentes aunque si complementarios.

Más allá de datos y conclusiones ya muy conocidas mi aportación fue comentar que el Poder de la mujer radica en Poder ser ella misma y de ahí puede llegar el cambio que se espera y desea. El cambio empieza en nosotras, en nuestro propio proceso personal, íntimo y humano. El poder de la mujer no es el poder que muchas veces se confunde con dominar, mandar o demostrar que se es capaz. La mujer ya he de saber que es capaz, capaz de creer en ella misma, en sus cualidades y sus proyectos. Para mi representó poder creer, que el Parla-ment podía convertirse por unas horas en Parla-Cor ya que se pudo hablar desde el sentir hondo del corazón y no desde la mente olvidando personalismos, tan solo compartiendo 10 experiencias y comprensiones diferentes pero al mismo tiempo compatibles o recomendablemente complementarias. Fue un intento de poder acercarnos brevemente al sentido de matriarcado perdido que Anna Boyé estudia y siente a través de sus experiencias en China, México o Guinea reflejadas en su libro “Matriarcats”. El equipo en estos momentos de cambio será necesario si se quieren resultados positivos.

La visión que aporté partía de que la mujer, en su más pura esencia de conciencia y con todas sus cualidades innatas debe mantener su contacto interno que le permite aceptarse en su máxima expresión. Actitud que le permite aceptar con honestidad y generosidad su lugar en la vida, es decir asumir su responsabilidad tanto personal como profesional. Se ha de mostrar, dejarse escuchar y con humildad indicar, proponer y compartir su sabiduría allí donde se encuentre. De esa forma el hombre se siente a gusto trabajando con la mujer y la apoya pues la reconoce ya que no hay competición, y si, complementación, como explico en mi libro “Cómo lograr que el hombre apoye a la mujer”. Comenté que debemos aprender de nuestra educación adquirida en nuestras familias ya que son nuestros primeros maestros para no cometer sus errores y mejorar sus cualidades, como el proceso evolutivo natural al que nos comprometemos al nacer. 

Y aunque parece difícil en un principio se puede, se debe y ahí empieza realmente el cambio que revertirá en todo aquello que hagamos en la vida. La mujer ha de mostrar el SER que habita en su interior, su esencia de consciencia. Comenté la importancia de permitir al niño que siga expresando sus sentimientos de forma sencilla y adecuada en lugar de dirigirlo a que piense y retenga emociones. La mujer debe dar ejemplo de que se puede vivir desde la razón del co-razón y no desde el miedo y la culpa, debe mostrar sus cualidades y disfrutar con ellas para encontrar el especial y único lugar que le corresponda.