sábado, 12 de abril de 2014

El tiempo



El tiempo pasa deprisa y al mismo tiempo se detiene en cada instante para ser eterno.


El tiempo pasa, sin ser conscientes de que el tiempo no es tan importante como nos aferramos a creer.



 
El tiempo me lleva a disfrutar del segundo y, entre segundos, siento y doy gracias. El tiempo me permite vivir intensamente y, aunque el tiempo del cuerpo anote cada noche un día más, mi corazón sonríe por lo que fue, lo que es y también por lo que traiga.


Un tiempo para todo y todo el tiempo en un instante, a veces lejano, otras olvidado y quien sabe cuántos harán falta para que nada perturbe la eternidad del tiempo presente.


Mientras tanto aparecen recuerdos, personas queridas o añoradas, sorpresas inesperadas, comprensiones e incluso atrevimientos sin razón posible y… sonrío, el tiempo pasa deprisa aprendiendo a vivirlo intensamente.


El tiempo no se mide en el espejo ni en la fotografías, tampoco en el carnet de identidad, el tiempo no tiene medida de tiempo real. Fuera, el tiempo corre desesperadamente, dentro, el tiempo se llama sentir, respirar, comprender.



El tiempo vacío de prejuicios avanza sin miramiento alguno, mejor dejarlo ir sin deseos vanos de un tiempo que no se sabe si llegará.


El tiempo es libre por eso no mira hacia atrás ni hacia adelante, la libertad total del infinito presente.