viernes, 18 de julio de 2014

Girasol... calor artístico



Bastantes días después de visitar la hermosa exposición de Sorolla, todavía resuenan en mi memoria las palabras de algunas de sus cartas: 

“Yo pinto siempre con los ojos”, decía Sorolla, y no es esta una afirmación menor; el, concibe la representación como un desvelamiento del mundo a través de la mirada; desde ella se extrae la “verdad” de la naturaleza: “… pues el esfuerzo general es hacer la verdad con sinceridad y gran vigor…” 
"Bendito sol, que amo cada vez más…." 
“Pintar al sol” decía;  y no le acobarda el sol intenso, el pleno sol, sino que le produce un estado de exaltación: 
“Deseo salga el sol mañana y entre en calor artístico…” 

Y resuenan con fuerza sus palabras al ver el milagro diario de la naturaleza en el jardín. Un girasol gigante ha ido creciendo silencioso y seguro buscando el sol, un sol caliente y fuerte después de una primavera especialmente húmeda. Un girasol que alberga en su tallo siete o nueve pequeños girasoles que en su búsqueda de luz están a punto de crecer como el primero.



Como su nombre indica el girasol gira buscando la energía del sol, lo necesita, lo busca para crecer y desarrollarse y también para morir con él transformándose en semilla. No sé muy bien como irá evolucionando pero me maravillo de su altura, de su belleza, de sus minuciosas formas y dibujos sincronizados en un mismo ritmo de búsqueda de luz solar. Intento  contagiarme de esa intensidad y vigor que Joaquín Sorolla sentía y también de este girasol sencillo y callado que muestra en su sencillez la belleza de la luz. Intento mirarlo con ojos que no quieren ver sino sentir, sentir su belleza para contagiarme y buscar la luz con su misma decisión y firmeza. Es recomendable contagiarse de belleza, de la que nos entrega día a día la naturaleza, es bueno y diría que produciría una necesaria gripe para sentir y experimentar la vida desde una mirada profunda y hermosa.



Observo las pinceladas de Sorolla y se llenan también mis pupilas de luz, color, y pasión. Al observar despacio la belleza del girasol en lo alto de una escalera, entre sus formas descubro, cerca ya de sus pétalos, dos o tres círculos de estrellas y me maravillo de nuevo, nunca hasta hoy lo había observado y siento la unión del girasol con la noche, la noche y el día, el sol y las estrellas. Movimiento armónico de la naturaleza en su más pura armonía. 

!!!Contagiémonos¡¡¡