viernes, 15 de noviembre de 2013

Recuperar el propio lenguaje escrito





Muchas veces me doy cuenta que sería muy fácil copiar frases de textos que estás leyendo y descubro que muy a menudo, las personas usan o usamos a veces sin ser demasiado conscientes, y se apropian las palabras escritas por otros sin reparo alguno. Podemos sentirnos en total sintonía con algunos textos, frases, o escritos, pero de ahí a copiarlos hay una larga distancia que raya la falta de respeto, de no ser que se nombre al autor de tales palabras.

Cuando alguien en mis clases de arte, copia alguna pintura o texto, le invito a que anote el título del autor y lo escriba al dorso por respeto hacia lo ya creado, haciéndoles reflexionar sobre el tema. Después también le invito a que sea el mismo el que se atreva a expresar con sus palabras su sentir y lo haga desde su diferente y especial expresión creativa.

Una frase o un texto nos lleva a sentir su contenido, que seguramente podremos comprenderlo desde nuestra propia perspectiva y experiencia, así pues si sentimos necesario compartirlo tenemos dos opciones; copiarlo y añadir su autor o tomar el contenido y expresarlo bajo nuestra visión y propio lenguaje creativo. Es magnífico que divulguemos las frases, textos o manifestaciones especiales que nos aportan belleza o verdad para que otras personas también puedan beneficiarse, pero vigilemos al hacerlo y respetemos a sus autores. ¿Cuántas veces hemos caído en copiar alguna música sin haber comprado el CD? ¿Cuántas veces las hemos usado sin ser conscientes de que no son nuestras?

Cuando copiamos las palabras escritas de otras personas sin nombrarlas estamos, sin ser conscientes, usurpando sus sentimientos o pensamientos. Sentir muy especial y particular que se han atrevido a mostrar desnudándose de miedos y resistencias. 
¿Nos damos cuenta realmente de que hay que valorar su esfuerzo y atrevimiento?.
Hoy se usa, se copia y se apodera con excesiva libertad o más bien sin casi ninguna toma de respeto consciente el trabajo de otras personas y sobre todo sin ninguna reflexión de que eso, es falta de respeto, falta de ética y falta de valoración.

Todo está permitido en este siglo que vivimos, todo parece válido y, sin darnos cuenta, nada se acabará haciendo por la propia creación individual y diferente pues las personas poco a poco van dejando de creer en ellos mismos y, todo, hasta lo más valioso, perderá su valor por su inconsciente y devastadora utilización.

Solo se salvan algunos humanos que evidentemente cuidan, respetan y están atentos para que no los arrollen y los pisoteen. Y se salvan porque no tienen miedo a expresarse porque saben que en ellos está la fuente de la expresión creativa y esa fuente es inagotable y como creen en ellos mismos siempre permanecen en estado creativo renovándose sin preocuparse de ser copiados, pues ¿acaso sea ha olvidado que todos somos diferentes?

Qué pena que se haya perdido y, muchas veces olvidado, el sentido creativo personal, innato y especial que todos tenemos. Debemos de utilizarlo, sin dejar que nos arrolle este movimiento social de absoluta globalización, donde nadie es nadie excepto dos o tres. Mejor seguir siendo nosotros mismos, auténticos, aunque eso no nos lleve a grandes hazañas de cara al exterior. La mejor hazaña será la nuestra.

Hay que vigilar la propia divulgación, si es que se quiere divulgar, para protegerse de la selva mediática en la que vivimos y usarla tan solo en la medida justa y necesaria, solo en la medida adecuada para cada uno.

Expresemos valientemente y respetemos a todos los que lo hacen, de esa forma nos estaremos respetando a nosotros mismos.