viernes, 5 de diciembre de 2014

Hablemos de belleza, Jaume Plensa


Es cierto que diariamente la vida provoca generar violencia, es cierto que hay quien crea humor a partir de ella y es cierto que el ser humano debe sanarla en lugar de practicarla o no darle demasiada importancia.
Pero también es cierto que hay personas, seres humanos que se dedican, nos dedicamos, intensa y casi exclusivamente a generar belleza, poesía, armonía en sus infinitos lenguajes. Hay muchos que pasan desapercibidos y algunos que tienen la posibilidad de mostrarlo públicamente y este es el caso de Jaume Plensa.
Según mi parecer, acepta y recibe en el 2014 su bien merecido Premio Velazquez 2013. Nos regala sus comentarios y su trayectoria honesta y consecuente, más allá de aplausos y pocos reconocimientos por parte ni de Cataluña ni de España. El, es consciente de recibirlo, puede, porque es humilde y consecuente más allá de políticas y pareceres.

Merece la pena leer la noticia por leer y sentir sus palabras, no se cansa de reivindicar siempre la importancia tan necesaria del arte y la poesía como ayuda a la sociedad.

 «Es un Momento de tanta rigidez en la política, de tanta superficialidad en la cultura y de tanta codicia en la economía, que el arte y la poesía son más necesarias que nunca para ayudar a la sociedad a crear modelos éticos de comportamiento».

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Foto: Mark Payne
Escultura Dream en Saint Helens, en el condado de Merseyside. 
Preside una colina del antiguo barrio minero de Sutton.

“Este lugar es más bonito con la escultura de Jaume Plensa: él le ha devuelto el alma al pueblo”

Un sueño hecho realidad, venciendo dificultades, como suele ocurrir, por el pueblo de Saint Helens.

Siempre comprometido con el arte como herramienta de crear silencio, belleza y ética, de nuevo se compromete públicamente asumiendo, como responsabilidad del artista, introducir belleza en el día a día de la sociedad.

En un momento delicado y decisivo de mi vida, viendo y sintiendo una exposición de Jaume Plensa en la MAEG, pude perderme dentro de mí, escucharme y llorar, pasó un tiempo indefinido, allí sentada frente a sus esculturas, para poder comprender que había dejado bastante abandonado lo que más amaba en mi vida. Han pasado muchos años desde entonces y nunca olvidaré lo que sentí y lo que decidí en aquellos instantes.
Tomé consciencia de lo que sentía y días después dejé de hacer lo que no sentía.

A lo largo de mi vida, en momentos especiales y precisos, siempre me encontré aquella belleza que necesitaba para volver a sentir y comprender. En diferentes lenguajes; piano, escultura, pintura, color…la belleza me ayudó a tomar consciencia y de ahí discernir actuando en consecuencia.

Gracias Jaume por recordarnos una vez más la responsabilidad que tenemos los artistas para crear y mostrar belleza, silencio, armonía, honestidad, ética y todos aquellos valores que engrandecen al ser humano, como tú nos muestras siempre.

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