viernes, 21 de marzo de 2014

El milagro de la vida



El misterioso milagro de la vida continúa manifestándose imparable. Aporta luz y ternura, compromiso y esperanza. Surge allí donde se le espera y también allí donde ni tan siquiera era previsible, allí, donde casi es imposible desear que suceda. 


Muchos se preguntan por qué no a ellos les es permitido vivirlo y otros muchos lo buscan como salvación o refugio. Lo cierto es que sucede donde ha de suceder, más allá de deseos o rechazos, un misterio para la razón y el deseo, una aceptación del camino de la vida, del destino y proyecto de cada ser humano.


En el momento que el milagro se manifiesta percibes la sencillez de la grandeza, sientes la inocencia de un cuerpo desnudo y puro,  escuchas sus suaves sonidos, observas sus menudos movimientos totalmente armoniosos mientras no puedes evitar una sonrisa cálida y emocionada. No te cansas de observar y acariciar sus pequeñas, suaves y perfectas formas mientras los recuerdos vuelven a ti despertando el pasado, asaltándote en el espacio tiempo del presente. Momentos ya casi olvidados aparecen de pronto y te preguntas ¿Cuantos años han pasado ya…? ¿Cómo es que pasó tan deprisa el tiempo?….


¿Y qué es el tiempo? sino la vida misma, el constante presente que en un segundo se convierte en pasado y al siguiente va en busca del futuro.


El tiempo del milagro de la vida es infinito, como todo milagro, como todo lo que es importante, inexplicable y sencillo. El tiempo de la vida es un milagro también y hay que vivirlo consciente y en presente, nos permite cada día 24 horas para vivir el milagro y hay que aprovechar cada segundo.


Esta semana pude volver a sentir de nuevo en mis brazos el milagro de la vida y sentirme privilegiada por ello sin quedarme atrapada en el pasado y sin definir el futuro, tan solo agradecer, sentir y sonreír, tan solo presente.