viernes, 24 de octubre de 2014

La muerte - Luz o miedo



Nos cuesta hablar de la muerte aun sabiendo que un día, conscientes o no, llegará. 

Nos planteamos muchas veces ¿Por qué evitamos hablar de ella?

La naturaleza humana por mucho que intente ser consciente, raramente permanece en presente. Generalmente y continuamente se vive en futuro y, pensar en el mañana, nos inunda de miedos. Los miedos son la enfermedad más grave de este siglo, muchas veces son inconscientes creados por nosotros mismos y aumentados por la enorme manipulación social que busca influir y manipular al ciudadano para atraerlo a sus intereses y beneficios.

Si por el contrario no te dejas inundar de miedos ajenos e intentas permanecer atento en el instante presente surge una nueva pregunta,  ¿cómo se puede ser consciente de la muerte estando vivo en el aquí y el ahora? Sintiéndonos unidos al todo.

Cuando vivimos el presente nos hacemos uno con la vida,  con el mundo interior, con el mundo que nos envuelve, con las personas, con los otros reinos inferiores…. La muerte no existe tal como la llamamos o la identificamos, tan solo es un estado diferente al que conocemos habitualmente en nuestra vida cotidiana.

Es la ignorancia la que nos lleva al miedo, es el desconocimiento el que nos arrastra al miedo, es la falta de recuerdos de esos momentos, que tantas y tantas vidas ya hemos experimentado, la que nos empuja hacia el miedo, es la falta de escucha interior la que nos inunda de miedo.

“Miedo” la palabra clave de estos tiempos, nada tiene solución, nada se puede resolver, nada puede cambiar, nada de nada se puede lograr con miedo, nada de nada. Miedo significa paralización total, negación, oscuridad, sombra, desequilibrio, dudas, incertidumbre, pérdida de identidad….

El miedo tan solo es importancia personal.



Para confiar, creer, dejarnos fluir, aceptar la vida y sus circunstancias,  para abrirnos a lo nuevo y desconocido solo hay un camino, permanecer en la atención clara y profunda del presente. Único instante en donde sucede todo, donde somos conscientes penetrando en lo nuevo y abstracto. El futuro será mañana presente y, el ayer fue presente.

¿Cómo podemos comprender algo que no ha sucedido en nosotros todavía? Aceptando y sintiendo el desapego de nuestros amigos o seres queridos cuando se marchan, podremos acercarnos a comprender y a sentir que no los hemos perdido, tan solo están de viaje y viven en otro lugar donde también un día podremos ir nosotros.

Si se despiden en paz, la paz nos llena, si lo hacen dulcemente, dulcemente comprendemos que estarán mejor y que ya terminaron su recorrido junto a nosotros. Si la vida nos impide despedirnos de ellos no nos queda más que  recordar todo lo bueno que hemos vivido junto a ellos. Ya sé que entenderlo resulta difícil, casi imposible, no hay ni que intentarlo, solo aceptarlo,  de esa forma lo podremos comprender un día y esa comprensión siempre será enriquecedora.

Este año nos desapegamos con cariño y agradecimiento de varias personas cercanas que junto a nosotros caminaron en busca de la paz, ellas ya lograron la paz eterna.

Mientras tanto agradezcamos su compartir, sus sonrisas y su valor, su vida en la nuestra. 


Hasta siempre Ana María y María Antonia

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